Las levantadas en un local de la avenida Triunvirato al 3.900, en el que ocurrió uno de los ataques contra mujeres denunciados, coincide con la de Marcelo González Calderón. Los investigadores al caso intentan establecer si existe vinculación entre el detenido y otros seis ataques similiares.
El hallazgo de huellas dactilares suyas en uno de los locales del barrio porteño de Villa Urquiza complicó la situación del detenido por el caso, que en las próximas horas iba a ser sometido a una rueda de reconocimiento.
De acuerdo con fuentes judiciales y policiales, huellas digitales levantadas en un local de la avenida Triunvirato al 3.900, en el que ocurrió uno de los ataques contra mujeres denunciados, coincide con la de Marcelo González Calderón.
El hombre, de profesión psicólogo y empleado del Ministerio de Justicia de la Nación, será sometido en las próximas horas a una rueda de reconocimiento con las víctimas de las violaciones.
González Calderón, quien es soltero y vive solo en la zona en la que se produjeron los hechos, fue detenido en la madrugada del jueves cuando se encontraba en la cola para ingresar al boliche “Azúcar”, al ser reconocido por uno de las víctimas.
En la noche de este lunes, el juez Ricardo Farías le tomó una declaración indagatoria al psicólogo, en la cual aseguró ser inocente de las acusaciones que se le imputan.
El magistrado decidió dejar a González Calderón detenido, en base a los indicios recolectados.
Uno de esos indicios, trascendió, sería una computadora encontrada en el domicilio del sospechoso que coincidiría con la sustraída a una víctima.
Por otro lado, los investigadores al caso intentan establecer si existe vinculación entre el detenido y otros seis ataques similiares, que tuvieron como víctimas a mujeres y se concretaron en negocios, entre ellos el de una heladería de la zona de Villa del Parque.
El psicólogo está acusado por el momento de un solo caso, ocurrido el 22 de agosto pasado en un local de decoración e Villa Urquiza.
No obstante se sospecha que pudo haber participado en otros hechos, que siempre tuvieron como víctima a mujeres jóvenes en locales comerciales, en las que el agresor esperaba que no haya clientes para amenazarlas con un arma y violarlas.